miércoles, 26 de septiembre de 2012

Docencia y jubilación

Mi incombustible amiga Charo Gil me envía esta reflexión de una maestra jubilada. Soy consciente de que, en lo relativo a la educación, cada cual tenemos una opinión dispar. Quizá sea ese el problema que se cierne sobre el asunto educativo. Diecisiete pequeñas políticas educativas, metodologías diferentes y contenidos al gusto del consumidor, perdón, del gobernante de turno. Así es difícil. Mientras denostar el duro trabajo de educadores y docentes es bien fácil. 

No hablo de recortes hablo de conciencia ciudadana y de aplicar el sentido común. Hemos delegado la educación a los coles e institutos y olvidamos que ellos son formadores. La educación en casa que para eso estamos.
Dejo de escribir que no es mi entrada es la de Charo. Muchas gracias Charito


Una maestra jubilada

Ahora que han empezado las clases, que se supone, y eso sería lo normal, que cada niño estuviera ubicado en su clase y en su colegio, (ya sé que no es así, por desgracia), cae en mis manos el recuerdo de un cartel publicitario, que la Comunidad de Madrid, hace algún tiempo,  expuso en paradas de autobuses, metro, y más sitios, para recuperar y reforzar el respeto a los profesores.
Con el recuerdo de aquél cartel y empezando el nuevo curso que iniciamos  hace poco, quiero deciros que me indigna, me preocupa y me apena, el motivo de dicho cartel, porque encierra una realidad social, una semilla de violencia,  que esperamos que no se expanda, para bien de todos.

Por supuesto, y vaya esto por delante, que por corporativismo, buenos sentimientos y en recuerdo de los que en su día fueron mis maestros, mis profesores, los defenderé a ultranza, a los de antes y a los de ahora.

Pero recordando este mensaje, me rebelo… me duele… la causa del por qué de esta propuesta, es un tema que da mucho que pensar, sobre todo a los que están o hemos estado en la docencia.

¿Qué o quien ha sido el huevo o la gallina para llegar a tan lamentable cuestión?

Acaso los maestros han bajado la “guardia” del respeto, queriendo ser amigos de sus alumnos, y a  éstos se les ha dado la mano y se han tomado el brazo?. Gracias a que son una minoría, pero lo triste es que dicha minoría está apoyada por sus padres. ¡Cuánto han cambiado las cosas!.

¿Cómo esta minoría de padres, puede estar en contra de los  maestros, no colaborando con ellos, en la educación, docencia y… decencia de sus hijos, cuando ellos vocacionalmente lo dan todo por sus alumnos? Ahora resulta que priva más la opinión de chicos rebeldes y malos estudiantes, y lo más triste, apoyados por sus padres, y que la autoridad nada “autoritaria” del maestro, se vea relegada.

Empecemos el curso con buen pie, con buena comunicación, respeto y comprensión entre las partes implicadas en la enseñanza de nuestros alumnos, al fin y al cabo serán los adultos del mañana. ¡Buen curso!


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