No hablo de recortes hablo de conciencia ciudadana y de aplicar el sentido común. Hemos delegado la educación a los coles e institutos y olvidamos que ellos son formadores. La educación en casa que para eso estamos.
Dejo de escribir que no es mi entrada es la de Charo. Muchas gracias Charito
Una maestra jubilada
Ahora que han empezado las clases, que se supone, y
eso sería lo normal, que cada niño estuviera ubicado en su clase y en su
colegio, (ya sé que no es así, por desgracia), cae en mis manos el recuerdo de
un cartel publicitario, que la Comunidad de Madrid, hace algún tiempo, expuso en paradas de autobuses, metro, y más
sitios, para recuperar y reforzar el respeto a los profesores.
Con el recuerdo de aquél cartel y empezando el nuevo
curso que iniciamos hace poco, quiero
deciros que me indigna, me preocupa y me apena, el motivo de dicho cartel,
porque encierra una realidad social, una semilla de violencia, que esperamos que no se expanda, para bien de
todos.
Por supuesto, y vaya esto por delante, que por
corporativismo, buenos sentimientos y en recuerdo de los que en su día fueron
mis maestros, mis profesores, los defenderé a ultranza, a los de antes y a los
de ahora.
Pero recordando este mensaje, me rebelo… me duele…
la causa del por qué de esta propuesta, es un tema que da mucho que pensar,
sobre todo a los que están o hemos estado en la docencia.
¿Qué o quien ha sido el huevo o la gallina para
llegar a tan lamentable cuestión?
Acaso los maestros han bajado la “guardia” del
respeto, queriendo ser amigos de sus alumnos, y a éstos se les ha dado la mano y se han tomado
el brazo?. Gracias a que son una minoría, pero lo triste es que dicha minoría
está apoyada por sus padres. ¡Cuánto han cambiado las cosas!.
¿Cómo esta minoría de padres, puede estar en contra
de los maestros, no colaborando con
ellos, en la educación, docencia y… decencia de sus hijos, cuando ellos
vocacionalmente lo dan todo por sus alumnos? Ahora resulta que priva más la
opinión de chicos rebeldes y malos estudiantes, y lo más triste, apoyados por
sus padres, y que la autoridad nada “autoritaria” del maestro, se vea relegada.
Empecemos el curso con buen pie, con buena
comunicación, respeto y comprensión entre las partes implicadas en la enseñanza
de nuestros alumnos, al fin y al cabo serán los adultos del mañana. ¡Buen
curso!
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