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El pasado martes, un grupo numeroso de amigos de la tercera edad hemos visitado los pueblos negros enclavados en un entorno dotado de increíble belleza.
En la falda del pico Ocejón al norte de la provincia de Guadalajara, limitando con Segovia y dentro del macizo de Ayllón, se encuentran estos pueblos pequeños que presentan una característica común: su arquitectura. Sus casas están construidas en pizarra negra que les da un toque especial diferenciándolos de las construcciones populares de Guadalajara y del resto de España.
El uso masivo de la pizarra en muros y cubiertas son ejemplo de viviendas populares bien conservadas. Hay que destacar la diferencia marcada entre las viejas y las nuevas construcciones. En estas últimas se ven las nuevas técnicas constructivas aunque guardan la línea del resto de las antiguas.
Examinando cualquiera de ellas apreciaremos la actividad económica de sus antiguos moradores y del medio físico en el que se levantan . Es una "arquitectura sin arquitectos" donde se emplea exclusivamente la pizarra negra intercalando de vez en cuando algunas piedras blancas que forman cruces o hileras. Constan de una sola planta y un desván.
Dos iglesias destacan la de Tamajón y la ermita de los Enebrales construidas en piedra caliza.
Campillejo, Campillo de ranas, Robleluengo, Majaelrayo, Espinar y algunos otros son pueblos que huelen a leña, a inviernos duros, a tierra mojada, a otro tiempo y su unión se basa en la nota común del material negro, lo que les da un aspecto entrañable y que los hace únicos. El paisaje es de una belleza virgen de la explotación del hombre.
Dos hayedos el de Cantalejos y el de Montejo son los más meridionales de nuestro país. igualmente se encuentran robles centenarios, pinos y arces y en estos bosques abundan los níscalos y otras especies vegetales.
Jabalíes, corzos, conejos, perdices, etc.. pueblan estos parajes. Se dice que es tierra de cazadores que atraídos por la variedad de especies vienen aquí a disfrutar de su afición cinegética.
Mucho más se podría decir de sus leyendas, sus costumbres, su historia, o tantas otras cosas. Solo añadir que disfrutamos de un día de buen humor y buena compañía, buena comida, buen vinillo, y al final un simpático baile en el salón del restaurante donde comimos que puso el broche final a un día de convivencia entre amigos que esperamos repetir en muchas más ocasiones.
Un agradecimiento especial a Vanesa que nos acompaña siempre y para todos vosotros mi amistad incondicional.
Charo Rivero.
¡Que bonita es nuestra Tierra, sus casitas de piedra y de pizarra, humildes pero recias y acogedoras como las gentes que la habitan!...
ResponderEliminarY qué fenomenal eres Charo por el afán que pones en todo lo que haces.Un abrazo. Manoli.